Seguimos
construyendo una gran comunidad educativa, de la que forman parte muchos
de nuestros ex alumnos como docentes y como familia, sosteniendo los
valores vividos que han logrado sintetizar para sí y para sus alumnos:
fe, vida y cultura.
Surge un nuevo
desafío. Por un lado, querer dar respuesta a las necesidades sociales de
la época con una jornada completa y seguir sosteniendo la jornada simple
en el turno mañana. Dicho desafío implica una nueva reforma del edificio
que permitió disponer de las 16 aulas necesarias y nuevos espacios de
comedor. De esta manera el Nivel Primario queda conformado por Jornada
simple en turno mañana y de Jornada Completa.
Se incorporan las
salas de 2 años en ambos turnos, realizando una nueva reforma edilicia y
completando así el proyecto del nivel inicial.
Un año más tarde, en 1999, acometemos un nuevo desafío al comenzar un nuevo proyecto, inaugurando el nivel post-primario con un nuevo Plan para púberes con Síndrome de Down, iniciando lazos de unión con el Centro Educativo Arquidiocesano Espíritu Santo (CEAES), y continuando en el camino de integración con el Nivel Secundario.
En 1998 se produce la primera promoción de alumnos integrados, recibiendo su certificado de 7º Grado un total de 32 alumnos, 7 de la sección de educación especial, 25 de la sección primaria común, hecho que fue largamente comentado en diversos medios de comunicación.
La demanda de
matrícula determina la reapertura del turno tarde, la cual se va
haciendo paulatinamente año tras año. Para ese entonces, también, el
Padre Bernardo, quien fuera párroco por más de 30 años, quiere
caracterizarla de alguna manera y lo hace a través de una frase que la
define con fuerza y al mismo tiempo la marca con ternura:
“Una escuela para todos”.
En el año 1991 la escuela comienza un camino hacia la integración y, mediante un plan experimental aprobado por las autoridades educativas pertinentes, se transforma en la primera escuela primaria que abre sus puertas a niños con Síndrome de Down en un proyecto de integración parcial.
Una maestra de la
escuela, la Señorita M. Elena Navarro y el padre de una alumna, el señor
Alberto Podestá componen, por sugerencias de la Dirección, la "Canción
para mi escuela" que desde 1984 vienen entonando los grupos sucesivos de
alumnos. Los alumnos diseñan nuestra Bandera: sus colores, inspirados en
los de la Bandera Nacional y la Bandera Papal, sintetizan el espíritu
que sus fundadores quisieron darle a la escuela: formar hombres y
mujeres con un profundo amor a Dios y a la Patria.
Hasta 1972 la escuela cuenta con dos turnos, uno de varones y uno de mujeres, pero a partir de ese año se cierra el turno tarde y se abren secciones mixtas en turno mañana.
Recién al iniciarse el ciclo de 1963 se crea el Jardín de Infantes, el cual lleva el nombre de María Juana Goussies, esposa de Don Ambrosio.
Un año más tarde, en 1957, se inaugura el Turno Tarde al cual concurrían las niñas. Es en ese año, el 12 de octubre, en que se celebra por primera vez el Sacramento de la Comunión en la escuela recordando los 23 años del Congreso Eucarístico y se decide adoptar el escudo de ese Congreso como escudo de Nuestra Institución.
*Foto sacada con anterioridad a la construcción de la Parroquia
Finalmente, luego de
una gran recuperación de nuestro país,
el 14 de mayo de 1956 abría
sus puertas el
Instituto Ambrosio A. Tognoni,
escuela parroquial
de la Sagrada Eucaristía.
El inspirador de esta obra fue el Padre
Alberto Petralito. Junto a la Liga de Padres de la Parroquia y a la
ayuda del Dr. César Tognoni, sus sueños se hicieron realidad.
Un poco más sobre la vida de César
A. Tognoni, colaborador en la fundación de nuestra
escuela